EL SISTEMA ENERGÉTICO ACTUAL
Nuestro sistema energético actual se basa principalmente en la quema de combustibles fósiles: extraemos del petróleo el combustible para los coches, autobuses y aviones; quemamos gas natural para procurarnos la electricidad que necesitamos para cocinar, tener luz de noche y usar el ordenador. Y también lo hacemos para disfrutar de agua caliente al abrir el grifo.
Sin embargo, estos combustibles fósiles no son inagotables. Muy al contrario. Antes o después no serán lo suficientemente abundantes para poder explotarlos de forma barata; la demanda superará la oferta, y si hoy en día ya son fuente de conflictos internacionales, ni qué decir entonces.
A esta compleja ecuación hay que sumarle, además, el factor medioambiental. Todos los indicios apuntan a que la quema de combustibles fósiles está desencadenando el cambio climático. Los gases que vertemos a la atmósfera intensifican el efecto invernadero, y las peores previsiones pronostican que la temperatura media de la Tierra aumentará hasta 6 grados en el plazo de 100 años.
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